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La Relación Entre Recubrimientos y Corrosión

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Resumen

La corrosión en las embarcaciones ha afectado a la industria marítima desde que los marineros comenzaron a utilizar componentes metálicos en los barcos. Para entender cómo mitigar los impactos de la corrosión, debemos empezar por comprender qué es la corrosión y cómo se produce.

Corrosion observed on a propeller, shaft, and strut

Acerca de

La corrosión en las embarcaciones ha afectado a la industria marítima desde que los marineros comenzaron a utilizar componentes metálicos en los barcos. Los yates y barcos de trabajo modernos han evolucionado a lo largo de los años y las embarcaciones actuales cuentan con complejos sistemas eléctricos y mecánicos que dependen de la integridad de sus piezas metálicas, así como de juntas y conexiones que requieren programas de mantenimiento razonables para funcionar y flotar. Toda esta complejidad ha hecho que sea aún más necesario ocuparse de los efectos de la corrosión. Para entender cómo mitigar sus efectos, debemos comenzar por entender qué es la corrosión y por qué se produce.

La corrosión submarina en una embarcación es el resultado del movimiento de iones desde un sólido (como su hélice) hacia una solución líquida (como el océano). En lo que se denomina "corrosión por celda húmeda", se necesitan cuatro componentes: un ánodo o pieza con carga positiva, un cátodo o pieza con carga negativa, un electrolito o solución conductora de electricidad y una conexión entre ellos. Si se quita uno de esos componentes, la "celda" se rompe y el proceso de corrosión no puede continuar. Hay tres tipos de corrosión que se ven habitualmente en el entorno marino: galvánica, electrolítica y atrolítica (también conocida como corrosión intersticial). Veamos cómo el uso de sistemas de recubrimiento combinados con una buena protección catódica puede aislar o reducir cualquiera de estos cuatro componentes esenciales en cada uno de los tipos de corrosión.

La corrosión galvánica es el resultado del contacto de metales distintos con el mismo electrolito. El ejemplo perfecto de esta situación es un puntal de bronce que sostiene un eje de acero inoxidable conectado a una hélice de NiBrAl. Sumerja todos esos metales diferentes en el baño de sal de los mares del mundo, añada un poco de potencial eléctrico entre ellos y tendrá una batería de celdas húmedas ineficiente pero no por ello menos dañina. Si pensamos en la tabla periódica, recordaremos que la ubicación de los elementos tiene un significado según cómo se relacionaban entre sí. Algunos metales son más estables que otros, y los metales menos estables de un sistema se corroen (pierden parte de sus iones) protegiendo a los metales más estables. Este es el principio en el que se basa el sistema tradicional de ánodos en casi todas las embarcaciones: un ánodo "de sacrificio" de zinc, aluminio o magnesio se une a un material más estable (como sus ejes de acero inoxidable) para permitir que el ánodo barato y reemplazable se corroa y salve el caro eje de acero inoxidable. Aunque el ánodo es una parte esencial de este sistema, podemos ir un paso más allá en la prevención de la corrosión añadiendo un recubrimiento protector. Los recubrimientos son capaces de aislar el metal, con lo que reducen significativamente la conductividad del componente. Los recubrimientos de silicona antiadherente como Propspeed impiden que el crecimiento se adhiera a una superficie debido a su hidrofobicidad (ya que crean una superficie resbaladiza). En consecuencia, los polímeros de silicona usados en este recubrimiento no contienen ningún material conductivo y por lo tanto actúan como un aislante superior. En resumen, aislar un metal bajo el agua, ya sea de la misma agua o de los metales circundantes, reducirá en gran medida el índice de corrosión.

Sabemos que los metales por sí mismos pueden corroerse por el simple hecho de estar en contacto, pero ¿qué ocurre cuando introducimos la corriente eléctrica? Entra la corrosión electrolítica, a veces llamada electrólisis. Esto ocurre cuando las corrientes vagabundas, ya sea de un puerto deportivo, de otra embarcación o de sistemas mal conectados en la propia embarcación, inducen una corriente en el agua. En el caso de la electrólisis de corriente inducida, como una fuga de corriente grave en un puerto deportivo, lo mejor es eliminar la fuente de la corriente vagabunda. Por supuesto, esto no siempre es posible, así que en su lugar podemos añadir ánodos de protección a las superficies metálicas unidas. Si embargo, los ánodos solo resolverán parcialmente el problema, ya que una vez que el ánodo se degrada, la corrosión comienza a atacar un metal más estable. Por lo tanto, todavía tendremos que aislar uno de los componentes metálicos para interrumpir el ciclo galvánico. Al igual que en el ejemplo de la corrosión galvánica, necesitamos reducir el potencial eléctrico de la superficie que queremos proteger. Los antiincrustantes tradicionales pueden conseguirlo hasta cierto punto, pero suelen ser lo suficientemente conductores como para que haya una diferencia de tensión. Este es otro escenario en el que Propspeed resulta ser un aislante muy superior a los sistemas de pintura tradicionales y será eficaz para aislar el componente del electrolito. La electrólisis puede ser grave y causar muchos dolores de cabeza al operador de la embarcación, por lo que elegir un buen sistema de protección catódica junto con los recubrimientos que lo complementan puede contribuir en gran medida a eliminar el problema.

La corrosión electrolítica

La corrosión atrolítica es el último tipo que es común en el ambiente marino. Ocurre en zonas pequeñas y estrechas, como las roscas de un racor o una junta de eje, donde una pequeña cantidad de agua queda atrapada entre dos superficies metálicas. En estos casos, los recubrimientos suelen ser la única barrera para evitar que se produzca la corrosión; sin embargo, no siempre es práctico recubrir las superficies de contacto cercanas. Procesos de fabricación como el anodizado, en el que una capa muy fina de óxido de aluminio, que no es conductora, se adhiere a las superficies de aluminio. Esto sirve para romper el circuito y aislar las superficies metálicas. Los recubrimientos como Propspeed son una buena medida de prevención para contener la corrosión intersticial, pero dada la estrecha cercanía de las superficies de contacto, siempre es aconsejable inspeccionar detenidamente cualquier zona problemática.

La corrosión atrolítica

Como hemos visto, los recubrimientos como Propspeed pueden reducir en gran medida el riesgo de corrosión en los metales subacuáticos de su embarcación. Para reducir mejor los efectos de la corrosión, debe tener un plan activo de manejo de esta. En Propspeed, hemos comprobado de primera mano los efectos positivos de un sólido sistema de recubrimiento aislante para prevenir la corrosión grave. Si se tiene en cuenta que algunos de los componentes más caros y críticos de una embarcación, como los ejes, las hélices, las transmisiones de vaina y las transmisiones externas, se ven constantemente atacados por la corrosión, tiene sentido asegurarse de contar con la mejor protección disponible.

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